lunes, 24 de septiembre de 2007

Los templos


Los templos más monumentales surgen en el Imperio Nuevo. Tipológicamente están constituidos por:
Una avenida con
esfinges a ambos lados: el dromos
El acceso, entre dos
pilonos (grandes muros trapezoidales) decorados con bajorrelieves policromados, dos obeliscos, estatuas y estandartes.
Un
patio descubierto con columnas exentas o conformando pórticos perimetrales: la sala hipetra
Una gran sala con columnas, cubierta: la sala hipóstila
Una pequeña cámara sagrada, de menor tamaño, ténuamente iluminada: el santuario.
El templo se completaba con una residencia para sacerdotes, templetes y almacenes. El conjunto se protege con una muralla perimetral.
Con la gradación de la luminosidad y el tránsito de amplios espacios abiertos a otros menores y cerrados se conseguía un magnífico ambiente para celebrar los ritos religiosos.
Esta disposición arquitectónica enfatiza la división social, pues el pueblo sólo puede llegar hasta los pilonos, los altos funcionarios y militares tienen acceso a la sala hipetra; la familia real puede entrar en la sala hipóstila y los sacerdotes y el faraón al santuario.
Durante el
Imperio Antiguo los templos son parte del complejo de la pirámide, o templos Solares. En el Imperio Nuevo se construyen templos monumentales en Deir el-Bahari, Karnak, Luxor, Abidos, y Medinet Habu; posteriormente en Edfu, Dendera, Kom Ombo y File.

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